Poética del tubo


Ahí va un poema de "Música para ascensores", libro con el que José Daniel Espejo ganó el Olvier Belmás 2006. En los versos de Joseda no es el diablo quien viste de Prada sino el Vacío de Armani. En sus versos, que huelen a insomnio y a peces voladores, quedan reflejados los "placeres irrenunciables" del autor (la brisa del mar y los pasteles de carne y la voz de Keren Ann y a Miyazaki) y no puedo sino acordarme del tito Woody en "Manhattan" con su lista propia: "las películas suecas, La Educación Sentimental de Flaubert, Marlon Brando, Frank Sinatra, las peras y manzanas de Cézanne, la cara de Tracy...".

Mientras suben y bajan dubitativos los ascensores por sus páginas, la voz de Joseda (inusual, fresca, auténtica) dialoga de frente con el verso y es una conversación íntima a la que asistimos como testigos de algo más que la palabra. Así, "y donde no había/nada de nada/aparecen sonidos, palabras, el principio de un poema/con pocas posibilidades de ponerse de pie". Y suenan ecos de Sánchez Rosillo ("La vida entera, dice/apostada en el segundo en el que nazca/la palabra necesaria en donde nada había"), la voz de Nina Persson tiñendo al silencio de rubio, el sudor frío que duerme en el fondo de las preguntas sin respuesta, poemas que sueltan amarras en la noche, letras recuperadas del olvido.
Sus versos derrotan al lector, lo despiertan con ritmos a contratiempo de la rutina. Leer a Joseda es no salir ileso.
Así que no, no nos sobra tus poemas, Joseda, a pesar de que digas que "esta canción es instrumental/y tus poemas sobran".


POÉTICA DEL TUBO

Primero tomaremos una carretera de Montaña
Y a esta Montaña la llamaremos de muchas maneras
Una por cada uno de sus nombres
Que son muchos. Tras un número variable
De curvas llegaremos al Pantano
Y a este Pantano no lo llamaremos de ninguna
Manera pues no tiene nombre
O éste es secreto. Bucearemos.
Llegaremos al Pueblo sumergido
Y a este Pueblo lo llamaremos Infancia
Y buscaremos Nuestra Casa. A esta Casa
La llamaremos Nuestra. Abriremos la puerta,
Nos adentraremos. En el pasillo
Veremos una Línea Roja pintada en el suelo
Que no recordaremos, y a esta
Línea Roja la llamaremos El Punto
De No Retorno. Avanzaremos.
Buscaremos nuestro cuarto y en él
Un Tubo vertical, a la altura de la cara.
A este Tubo por fin lo llamaremos Poesía.
Por Él se puede hablar, se puede respirar,
Pero tendremos en cuenta que es ésta
Una alegoría de las realistas, que la casa
Se encuentra a muchos metros de profundidad,
Y costará trabajar los pulmones,
Y después no olvidaremos los ejercicios
De la indispensable descompresión.


B.S.O.: "El último habitante del planeta", Mastretta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ooooooooh, muuuuuuchas gracias, comadre!

SIE dijo...

Cuando por caprichos del destino llegó a mis manos "Quemando a los idiotas en las plazas" no sabía yo lo que me marcarían muchos de esos versos.
Así que ahora, y aunque tal vez no venga a cuento, aprovecho para agradecerlo.

Marta Zafrilla dijo...

Para aquellos que quieran leer algunos versos más de Joseda que enlacen aquí:

http://uncaminoenelaire.blogspot.com/2007/12/msica-para-ascensores-y-2.html