Una cuestión de celos

Llevo semanas con la mosca tras la oreja. Mi reseñista favorito, amante de Borges y de la simetría, de la planificación y del número áureo, tiene una pasión oculta que voy a confesaros. Con la definición que de él hago os podréis imaginar cómo disfruta viendo día a día si baja lo que debemos de hipoteca, cómo gusta de tachar con tiralíneas las tareas de su agenda o cómo planifica el número de páginas exacto que cada día ha de beberse de la media docena de libros que lleva simultáneamente entre manos.


No puede enfadarse si os cuento esto pues él mismo habrá de explicar públicamente el motivo de semejante situación que ya no sé si nombrar de doloroso escarnio o cuernos internáuticos. Primero os debo contar que cuando descubrió cómo podía conocer con precisión el origen de la visitas a su blog, el mecanismo a través del cual llegaban los lectores a su espacio de reseñas o la hora y número de páginas vistas, el sinvergüenza se emocionó. Imagínenlo con afán de ábaco revisando los datos noche a noche y despertando en su calenturienta mente de reseñista utopías de por qué lo visitaban desde Moscú y Togo a horas intempestivas.

Avisada fui de una extraña circunstancia: las visitas de Mar de Plata y Mali eran esporádicas, pero un visitante se volvió fiel, insistente, pecaminosamente tenaz. Con la inocencia del que no quiere levantar sospechas, el reseñista, supuestamente ignorante de los hechos,
me informó que un visitante de Mountain View, California, entraba casi a diario a su página de reseñas. ¿Qué pensáis que imaginé en momento semejante? Como celosa concienzuda revisé la estadística y comprobé en mi propia pantalla TFT cómo el curioso había subido el número de visitas de United States hasta superar las 300.

Me prometí arreglar el asunto aunque me costaba ponerle nombre a la raíz de mi rabia. Mi motivación partía de la envidia pues, pese a que Rubén dobla el número de mis visitantes, el mosqueo era potenciado por el origen de la visita californiana, erosionante y altiva. Yo puedo presumir de ser visitada desde Libia, Japón y Grecia, pero no de tener un seguidor fiel que no esté obligado por amistad a leer tanta tontería de aquí la Martica.

Lo cierto es que la cosa empeoró cuando él advirtió mi recelo pues añadió que lo mío no tenía mérito al incluir música y películas de interés planetario (¿notáis como yo la sorna en sus palabras?), pero que sus reseñas merecían atención desde otros países con otras lenguas y que alguna buena razón habría de existir. Grrrrrrrrrr... (¡Serpientes, calaveras y bombas de mano...!)

Sí, lectores, en esto andaba la cosa cuando hallé mi venganza, mi estocada mortal. ¿Pensáis que he forzado un bloqueo internacional? ¿Que he malvendido su nombre y maldecido su prosa? No, no. Qué va. Nada tan certero y definitivo como la propia verdad, queridos. De qué regusto gozo ahora que he descubierto al revisar la información de mi blog y descubierto que a las 14:10 y a las 15:19 (hora local) del presente día, recibía sendas visitas desde Mountain View, California. ¡Ja! ¡Toma esa!






17 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Venganza!!!
http://www.youtube.com/watch?v=DNIxBYkl_Xg

Marta Zafrilla dijo...

Jeje.

Gomes y Cia dijo...

Joé, no sé de qué te emocionas, a mí me visitan desde Mountain View varias veces a la semana, pero acabas de tirar por tierra mi ilusión de internacionalidad. Hay que ver cómo eres, eso no se hace, que lo sepas. Besos

El Lágrima dijo...

Lhasa de Sela falleció el 1 de Enero 2010, víctima de cáncer de mama a los 37 años. Pa'Llegar a tu Lado :
http://www.youtube.com/watch?v=qnDl9a6FqSA

Anónimo dijo...

Hola Marta, soy Iván, compañero tuyo del Mariano Aroca. Me he encontrado con tu blog y me está encantando, por no hablar de la alegria de saber de ti. Si pudiesemos contactar sería genial. Muchos besos guapa.

Lucía dijo...

Hola Marta!!!! soy una gran admiradora tuya. Me llamo Lucía y actualmente estoy leyendo su libro junto con mis compañeros de clase y la verdad es que me está encantando. Vivo en Ceuta y estoy en el instituto Camoens. Por lo que me enteré usted iba a venir a dar una charla por lo que me hizo muchísima ilusión pero me he enterado de que no va a ser posible.

Espero que se pase por mi blog ya que yo también aspiro a ser escritora!!

Un cordial saludo. :)

Marta Zafrilla dijo...

Antonio, de haberlo sabido nunca lo hubiera hecho público. No volverá a pasar, lo prometo.

Lágrima, ya echamos alguna en enero cuando nos enteramos de la noticia de Lhasa. Bien recibido queda tu recordatorio y tu vídeo.

Iván G. H., ¡cuánto tiempo! Valgan las moderneces internáuticas para poner en contacto a los viejos amigos.

Lucía, pasaré a visitarte, si no a Ceuta a tu blog. Un abrazo de letras.

Leandro dijo...

Perdone usted que me meta donde no me importa, pero es que no doy crédito. Yo pensaba que esas cosas (vigilar la hipoteca a diario; borrar, añadir y, sobre todo, posponer tareas en la agenda; planificar el número de páginas que me toca leer cada día... y otras simplezas semejantes) eran los enemigos que me impedían leer. Pero veo que para ese hombre que usted cita no constituyen óbice, obstáculo ni cortapisa que pueda frenar su endiablado ritmo lector (y reseñador, claro). ¿Cómo puede ser eso posible?

Marta Zafrilla dijo...

Señor Leandro, dígame: ¿Usted come leyendo? ¿Duerme con un ojo abierto mientras termina dos libros al mismo tiempo? ¿Es capaz de trasladarse en autobús por la región para poder avanzar 50 páginas en cada trayecto? ¿Toma café con sus compañeros de trabajo en la hora del desayuno o dedica ese tiempo a la lectura?

Le informo de que el laborioso reseñista bebe y camina leyendo, no imagine entonces que duerme más de 5 horas ni que gasta su vida en programas televisivos de tres al cuarto. Comprobar las facturas y cuadrar la agenda es uno de sus pasatiempos; devorar libros es su oficio más querido.

Leandro dijo...

Como dijo Jack el destripador, vamos por partes: no como leyendo porque me dicen que es de mala educación, no viajo en autobús (no viajo, sin más) y, lo confieso, tomo café con mis compañeros de trabajo en los veinte minutos de descanso. Por contra, debo decir que no duermo más de seis horas y también camino leyendo. O leo caminando. Dicen que eso es cosa de curas, y sí, ya sé que al prolífico reseñador esto no le hará ni mucha ni poca gracia. El caso es que voy y vengo del trabajo con el libro en la mano. Y abierto, claro. En cuanto a la tele, yo no quería, la culpa fue del fútbol y del baloncesto. Y un poco también de la maldita red de redes. Por lo demás, tiene que haber algo endémico en mi lentitud y falta de comprensión. Si no es que no lo entiendo

Pablo de Aguilar González dijo...

Te olvidas, Marta, de ese almacén de datos, ese archivador inmenso, ese disco duro de varios terabytes que guarda Rubén en su cabeza...

No sabía que tenías este blog. Me lo apunto :)

Un abrazo.
Pablo.

Leandro dijo...

Como dijo Jack el destripador, vamos por partes: no como leyendo porque me dicen que es de mala educación, no viajo en autobús (no viajo, sin más) y, lo confieso, tomo café con mis compañeros de trabajo en los veinte minutos de descanso. Por contra, debo decir que no duermo más de seis horas y también camino leyendo. O leo caminando. Dicen que eso es cosa de curas, y sí, ya sé que al prolífico reseñador esto no le hará ni mucha ni poca gracia. El caso es que voy y vengo del trabajo con el libro en la mano. Y abierto, claro. En cuanto a la tele, yo no quería, la culpa fue del fútbol y del baloncesto. Y un poco también de la maldita red de redes. Por lo demás, tiene que haber algo endémico en mi lentitud y falta de comprensión. Si no es que no lo entiendo

Anónimo dijo...

HOLA Marta , gracias por compartir esto , me ha gustado mucho y no te preocupes a tendras una persona que sera fiel a ti , yo tengo visitas de casi todo EEUU ,te puedo regalar alguno , por cierto compre tu libro y lo leere , se que me gustara , como tus comentarios sigue así , en el coloquio de los perros he puesto tu foto , adelante quilla, Julipi.

PIlar dijo...

Qué bonito post, amiga.
Entiendo la emoción de tu reseñista, a mí la primera vez que se me abrió ese mapa picado de viruela entendí lo mágico que puede llegar a ser el virus masivo de las palabras. Es fascinante internet; eso y saber dónde se meten las chuletas las nuevas hornadas me hace sentirme al día. Muchos besos; tengo una propuesta que algo tiene que ver con el comentario de Lucía. Rin rin, te llamo. Besazos

Anónimo dijo...

Eu tenho alguma sabedoria maravilhosa.

Anónimo dijo...

Es evidente que hay mucho que aprender acerca de esto. Creo que hizo algunas cosas buenas en características también. Sigue trabajando, gran trabajo!

Anónimo dijo...

Muchas gracias por escribir esto, se unbelieveably informativo y me dijo que una tonelada